🌼 6. La risa que encendió la magia

Había una vez…
una bebé rubia, de ojitos azules como el cielo,
que se llamaba Feli 🌼.
Desde que había llegado al mundo,
su sonrisa era como un rayito de sol:
donde ella reía, todos se iluminaban.

Pero había algo que todavía nadie sabía.
Ni siquiera ella.
Su risa tenía magia.
Una magia que podía transformar al mundo entero.

✨ Esa mañana, Feli jugaba en el piso del living.
Tenía delante una torre de cubos de colores,
un osito de peluche y la manta más suave del universo.
Cata 💖, su hermana mayor, estaba al lado,
mostrándole cómo apilar los cubos.

—Mirá, Feli —decía Cata—, así se hace una torre.
Uno… dos… tres… ¡alto, alto, alto!

Feli la miraba con los ojos muy grandes.
De repente, soltó una carcajada tan fuerte
que los cubos se sacudieron…
y… ¡zas!
Se armaron solos en una torre gigante. 🧱✨

—¿Eh? —dijo Cata, con la boca abierta.
—¡Ja ja ja! —rió Feli, sorprendida de su propio poder.

🎠 Cuando la risa desató la locura

Cata corrió a buscar a Chispa ✨,
que descansaba cerca de la ventana como una lucecita brillante.
—¡Chispa! ¡Feli hizo algo raro!

La estrellita se acercó flotando.
—Mmm… —dijo con voz suave—.
Creo que tu hermanita tiene un don.
Su risa enciende la magia.

Como si lo hubiera escuchado,
Feli volvió a reír,
y de golpe…
el osito de peluche empezó a caminar. 🧸🚶‍♂️
La manta se convirtió en una alfombra saltarina.
Y los cubos giraban como un carrusel. 🎡

—¡Guau! —gritó Cata—. ¡Esto es como un parque de diversiones!
—Sí, pero cuidado… —advirtió Chispa.

Porque cuanto más reía Feli,
más cosas cobraban vida:
🥄 cucharas bailaban sobre la mesa,
🌱 una planta agitaba sus hojas como si fueran brazos,
📚 los libros abrían y cerraban sus tapas como alas.

La casa entera se había vuelto un carnaval.

👩‍👧 La ayuda de mamá

En ese momento apareció mamá.
Tenía una bandeja con chocolatada y galletitas. 🍪🥛
Se detuvo en la puerta, sorprendida.
—¿Qué está pasando acá?

Las cucharas le pasaban por el costado bailando,
el osito de peluche le saludó con la patita,
y Cata le explicó rápido:
—¡Mamá, es Feli! ¡Su risa es mágica!

Mamá no entendía del todo,
pero no se asustó.
Al contrario, sonrió tranquila.
—Entonces, si la magia empezó con la risa,
solo hay que encontrar la manera de calmarla un poquito.

Se acercó, levantó a Feli en brazos
y le dio un beso suave en la frente. 💋
—Mi amor… tu risa es hermosa,
pero ahora vamos a hacer una pausa, ¿sí?

Feli la miró, con los ojitos brillando,
y soltó una última carcajada chiquita:
—¡Ja!

De inmediato, los cubos cayeron al piso,
el osito volvió a ser de peluche,
y las cucharas regresaron al cajón.
La casa quedó en silencio.

💞 El secreto compartido

—¡Lo lograste, mamá! —dijo Cata, abrazándola fuerte.
—No hice nada raro —respondió mamá—.
Solo le di a Feli lo mismo que siempre cura todo: amor.

Chispa asintió.
—La magia de Feli es poderosa,
pero tu mamá tiene otra magia más antigua:
el poder de un beso y un abrazo verdadero.

Feli, feliz en brazos de mamá,
miró a Cata y a Chispa…
y con una sonrisa enorme,
como quien promete nuevas aventuras,
les guiñó un ojito.

Todos supieron entonces que esa risa,
capaz de encender la magia,
sería también la llave
para muchas aventuras que estaban por venir.

🌟 Y colorín colorete,
este cuento de risas mágicas y abrazos de mamá…
¡se terminete! 🌼✨

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